lunes, 21 de noviembre de 2011

Anécdota electoral

Era mediodia cuando decidí ir a votar. Mi colegio electoral, situado a cinco minutos andando de mi casa,  es pequeño y no suele acumularse mucha gente pero sabía que iba a ser un día diferente. Andaba lo más despacio posible para decidir, a último momento, a quién le daba mi voto. Estaba confusa y no tenía nada claro. A medida que me acercaba a mi destino reducia velocidad al ver que el fin estaba cada vez más cerca y que mi mente era una olla a presión de opiniones.

Entré.
La instalación olía a ambiente, había cola para depositar las papeletas en las urnas. Pero solamente en mi mesa. Las otras dos estaban vacías. El presidente de una de ellas bostezó, uno de los interventores parecía dormido con los ojos abiertos. Participación a cuentagotas.

Tenía las papeletas ante mi. Las miré todas, dudé unos instantes.Cogí aire y doblé una de ellas. Pero algo me hizo cambiar mi voto a último momento. No diré qué me hizo girar la tortilla. Prefiero mantenerlo en secreto y reírme sola del asunto. Si es que se puede reir sobre ello.

El resto de la tarde me encerré en un cine. Aislada de la realidad.


L.







1 comentario:

  1. Cuando yo fuí encontré cola, y mira que eran las 3 de la tarde!! Era el primer año que voté en Agronoms, antes iba a les Basses.

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