Siempre bajo un cielo nublado.
Así se despierta la ciudad de Londres la mayoría de días. Y más nublado y tormentoso va a estar reinando sobre Stamford Bridge esta noche.
Hace casi 3 años estalló la guerra y la tormenta. Y el chaparrón cayó sobre mi cabeza. Sólo llegar a la ciudad se olía la tensión y las ganas de batalla campal. Un estadio de más parecido a San Mamés que al Camp Nou, por su poca altura y su aspecto cerrado, donde todo ruido se multiplicaba en mis oídos. Y yo, en un rincón, casi tocando el cobertizo que podría salvarme de cualquier amenaza de lluvia.
90 minutos sin parar de chillar, animando y defendiendo nuestros colores. Y al final, se desbocó la locura con el Iniestazo, que hizo que 9 meses después el número de nacimientos se disparara por las nubes. Cánticos, bailes, pasiones. Todo en un mismo sentimiento.
Me encantaría compartir con vosotros lo que fue el partido de mi vida.
L.
En Stamford Bridge, después de sufrir mucho y terminar pasando a la final.
En Stamford Bridge, esperando que nos dejaran salir después de 45 minutos.
Por fin salimos a la calle a celebrar el pase a la final.
Con algunos de los aficionados posando para una foto de prensa.
Picadilly Square se viste de azulgrana.
Increible!
Chinos y japoneses haciéndonos fotos, taxistas del Arsenal, ManUd y Liverpool aplaudiéndonos.
En Picadilly Square.
El día siguiente en Hyde Park (Green Park).
Ante el Buckingham Palace, uno de los edificios más emblemáticos de Londres.
Después de algunos problemillas para entrar en Harrods, nos colamos por una de las puertas.
Nos confundieron con un grupo de 20 personas del Barça que habían intentado entrar anteriormente.
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