Cuando somos pequeños nos caemos infinitas veces. Tropezamos con cualquier cosa. Hasta con nosotros mismos. Derramamos lágrimas que a nadie parece importar. Nos levantamos. Llegamos a casa con los pantalones rotos y las rodillas ensangrentadas. Y al día siguiente nadie se acuerda. No ha pasado nada. Aunque uno mismo si que se acuerda. Y mucho.
Ojalá todo fuera tan fácil. Ojalá en el fútbol fuera tan fácil.
Causa y efecto. Entrada de uno. Otro se cae, se queja, se levanta y, en ese momento, si que ha pasado algo. Dejamos la inocencia de ser un niño y se pasa a las malditas críticas de los adultos. Y todo por una caída, una queja y un esfuerzo por levantarse. ¿Y la causa? ¿Es que nadie se da cuenta ni se acuerda de ella?
¡Viva el fútbol limpio, señoras y señores!
L.
Per fí puc escriure't!!! Semblava impossible.
ResponderEliminarHe tingut problemillas, pero t'he seguit llegint.
BEsito Reina!
www.efectoparaque.com
:)
ResponderEliminarM'alegro veret per aquí!
Besitos guapa.
L.