Desde la España más profunda los ojos son ciegos. Donde unos ven a Mas como el gran perdedor, otros ven a Rivera como el gran vencedor de la noche catalana. Pero claro, destaquemos que los medios, ¿desde cuándo son objetivos? Es sencillo explicar por qué estos resultados y no una mayoría convergente.
Catalunya ha hablado y Catalunya estaba harta de tanta pantomima. El 11 de Septiembre fue el gran punto de inflexión donde los catalanes plantaron cara a un Gobierno español que hace la suya sin tener en cuenta quién da más y quién recibe menos.
Seamos sinceros, los independentistas no se fían de Artur Mas ni de CIU para llevar a cabo el proceso de independencia. Un partido de derechas y con semejante candidato de Unió detrás, ¿cómo se pretende confiar en ellos?
Aquellos que salieron a la calle hace 2 meses y medio se decantaron por partidos que siempre han apostado por el estado propio. Esquerra Republicana de Catalunya fue la gran vencedora. Un partido político que gracias a su líder, Oriol Junqueras, estabilizó las aguas que quedaron atrás. Un partido que devolvió la confianza a aquellos que siempre apostaron por ellos.
ERC fue la responsable de ganar el pulso a CIU.
El Partit Socialista de Catalunya se agarraba con uñas y dientes a ser la segunda fuerza pero soltó una mano a último momento y ERC trepó por encima.
Ciutadans (con su gran subida de votantes) y la CUP (la gran sorpresa de la noche), acabó con la demostración que los catalanes tendemos a los extremos y que si amamos u odiamos la independencia, lo hacemos por la vía directa.
L.